Uno de los hijos de Beatriz Sánchez llora. Ella también. Son casi las 22 horas y la abanderada del Frente Amplio sube al escenario instalado en las afueras del comando de calle Sara del Campo para celebrar el 20,29% de los sufragios -poco más de un millón trescientos mil votos- obtenidos en la jornada.
No pasó a segunda vuelta -estuvo a unos 150 mil votos de la hazaña y culpó a las encuestas del traspié-, pero porcentualmente logró el mejor desempeño de todas las candidaturas de izquierda extraoficialista que se han presentado desde 1989 (ver gráfico).
Su inesperado performance electoral, de hecho, deja al Frente Amplio en una inigualable posición para negociar respaldos ante el balotaje presidencial de diciembre.
“El Frente Amplio llegó para quedarse (…) Esto recién está comenzando, así que prepárense porque vamos con todo”, dijo Sánchez en su discurso ante centenares adherentes que vitoreaban “sí se puede”.
Si bien la periodista llamó telefónicamente a Alejando Guillier -con quien mantienen una amistad desde que coincidieran como panelistas programas de televisión- para fecilitarlo por el resultado-, fue cauta a la hora de las señales públicas y señaló que primero debe concretarse un debate interno del bloque.
“Vamos a iniciar ahora una conversación (…) no me gustan las cocinas”, dijo, aunque advirtió que una de las cosas que tiene claro es que “Sebastián Piñera es un retroceso para el país”.