Padres emprendedores, ejemplos de vida para sus familias en Rancagua

En este Día del Padre, Fondo Esperanza quiere destacar la importante labor de los papás de la institución de desarrollo social, quienes con esfuerzo y perseverancia luchan por un mejor futuro para sus hijos.

 

Una dinámica que se ve a diario en gran parte de los padres microempresarios que pertenecen a Fondo Esperanza (FE), la comunidad de emprendimiento solidario más grande Chile, es la motivación de ellos por mejorar sus condiciones de vida, las de sus familias y comunidades.

 

En los casi 15 años de FE, este propósito se ha convertido en una prioridad para los papás de la institución, quienes se la juegan para que sus hijos vean cumplidos sus sueños. En mucho de los casos, otorgarles buena educación es una tarea por la cual trabajan incesantemente, emprendiendo en diferentes rubros productivos para cumplir ese desafío.

 

Así lo ve Rafael Contreras, quien desde hace más de 25 años se dedica a la fabricación de joyas y platería mapuche, productos que elabora cien por ciento a mano. Tras integrar un programa de la Conadi en Concepción, decidió emprender un camino independiente, ya con herramientas sólidas para cimentar su propio negocio.

 

El año 2005, luego de participar en una exposición de artesanos en Rancagua, su pareja tuvo problemas con el nacimiento de su segundo hijo, por lo que debió quedarse tres meses en la ciudad histórica, los que finalmente se convirtieron en diez años.

 

“Vine hacer una feria y mi mujer tuvo complicaciones con el parto. Finalmente me vine a vivir a acá y hoy tengo dos ‘localcitos’ en el centro de la ciudad”, destaca el artesano. Cuatro años después de ese episodio y como su emprendimiento iba en alza, tomó la decisión de acercarse a Fondo Esperanza (FE). Una amiga lo invitó a la institución, integrándose al Banco Comunal (BC) “Las caperucitas emprendedoras”.  

 

Gracias al apoyo de FE, el microempresario señala que pudo invertir en maquinaria y herramientas propias de su trabajo diario. En su mismo espacio de venta, fabrica joyas, anillos, pulseras, aros, cinturones y billeteras de cuero, platería mapuche y un sinfín de artesanías, a vista de todos los transeúntes que circulan en el lugar: “Mucha gente llega y les arreglo sus cosas, se las restauro. Aquí el trato es directo con el cliente”.

 

Contreras dice ser un apasionado por su actividad comercial, señalando que el secreto para poder salir adelante con éxito es ser perseverante: “Mi profesión es muy linda y bonita.  Estoy enamorado de la orfebrería, aparte es el sustento de mi familia. Si uno no es ordenado, nada funciona. Hay que ser constante, porque si no trabajamos, no comemos”, enfatiza.

 

En cuanto a su experiencia en FE, Rafael comenta: “Ha sido un gran aporte durante todo el tiempo en el que he estado. Estoy agradecido, porque las personas que ingresan a la institución no tienen posibilidades de conseguir un crédito y por medio de la coavalidad solidaria muchos logran el financiamiento que andan buscando”.

 

Los padres emprendedores de Fondo Esperanza son un ejemplo de vida, pues trabajan de sol a sol para conseguir sus metas y anhelos. Sin importar las condiciones climáticas o las horas de trabajo que deban enfrentar, para ellos solo un aliciente los empuja a salir adelante: que nada les falte a sus hijos.

 

 

 

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